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¿Qué es la Sanación Interior?

Es sanar las heridas del alma que nos han causado y que tenemos en el corazón, son todas esas carencias de amor, abandonos, penas, fracasos, duelos, crisis y demás situaciones que nos afectan profundamente y provocan un malestar y gran dolor en el interior del ser humano, que no se sanan por sí mismas. 

Enfermo es una palabra del latín que significa NO–FIRME.

  

¿PARA QUÉ EXISTIMOS? 

El ser humano fue creado por amor, para Amar y ser amado.  

Dios nos creó con un propósito. 

EL SER HUMANO ES INTEGRAL 

El hombre es una persona única, irrepetible, compleja (alma o psique – cuerpo y espíritu). 

Somos personas felices en la medida que todo nuestro ser está en “comunión”. 

SOMOS COMO UNAS VASIJAS AGRIETADAS 

Todas las faltas de amor, vacíos, rechazos que marcan profundamente al ser humano, lo condicionan, provocan en él una respuesta que afecta su persona. 

La forma de relacionarse con los otros, su forma de comprender, de reaccionar, de enfrentar la vida presente. 

 

 

¿POR QUÉ ES IMPORTANTE? 

La Sanación Interior nos capacita para amar mejor, experimentar el amor y dejarnos amar por Dios y por los hermanos. 

El hombre necesita sentirse amado, recibir amor y recibiéndolo aprende a darlo. 

 

El hombre puede crecer y desarrollarse en plenitud cuando habita en ambientes sanos, cálidos, respetuosos y amorosos. 

La sanación interior es como la puerta de entrada las demás sanaciones que necesitamos. Ap3,20: “mira que estoy a la puerta y llamo”   

CIC 1719: Las bienaventuranzas descubren la meta de la existencia humana, el fin último de los actos humanos: Dios nos llama a su propia bienaventuranza. Esta vocación se dirige a cada uno personalmente, pero también al conjunto de la Iglesia, pueblo nuevo de los que han acogido la promesa y viven de ella en la fe. 

Mt 25,21: "Está bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor". 

1Jn 3,2: Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y lo que seremos no se ha manifestado todavía. Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. 

Porque Jesús nos quiere sanos y plenos “Yo he venido para que tengan vida y vida en abundancia” Jn. 10,10.    

CIC 1721: Porque Dios nos ha puesto en el mundo para conocerle, servirle y amarle, y así ir al cielo. La bienaventuranza nos hace participar de la naturaleza divina (2 P 1, 4) y de la Vida eterna (cf Jn 17, 3). Con ella, el hombre entra en la gloria de Cristo (cf Rm 8, 18) y en el gozo de la vida trinitaria. 

2P 1,4: Gracias a ella, se nos han concedido las más grandes y valiosas promesas, a fin de que ustedes lleguen a participar de la naturaleza divina, sustrayéndose a la corrupción que reina en el mundo a causa de la concupiscencia. 

Rom 8,18: Yo considero que los sufrimientos del tiempo presente no pueden compararse con la gloria futura que se revelará en nosotros. 

Es un PROCESO de Conversión, esa transformación, interior que el Señor va haciendo, para que seamos hombres y mujeres nuevos. 

Ap. 21,5: «Yo hago nuevas todas las cosas». 

Jn. 10,10: El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia. 

Dios con su amor y gracia por medio del Espíritu Santo va sanado, restaurando y hermoseando nuestro interior, nuestra vida. Y cuando el alma tiene experiencia de amor, de Espíritu Santo toda la persona se vuelve bella y surge como respuesta al Amor la alabanza, como la Virgen María, Mujer de alabanza;  Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador ( Lc. 1, 47) 

Todos los seres humanos tenemos en nuestro corazón tantas situaciones y experiencias de dolor que nos han marcado, situaciones que hasta el día de hoy nos duelen, pero que tapamos o tenemos muy guardadas para que nadie sepa. Todo esto nos enferma. 

El amor de Dios tiene que sanarnos y restaurarnos desde las raíces para que demos frutos dulces. Armoniza la familiaridad con la Paternidad de Dios y pone en el lugar que corresponde al hombre en la creación: hijo de Dios, hermano, coheredero de Cristo.  

¿QUÉ HAY QUE SANAR? 

"NO HAGO EL BIEN QUE QUIERO, SINO EL MAL QUE NO QUIERO" ROM.7, 19 

 

¿POR QUÉ? 

Somos el resultado de una historia. No puedo dar lo que no tengo, lo que no he recibido, lo que no he aprendido. Doy de lo que tengo. Por eso herimos a otros y somos heridos por otros.  

San Agustín: "Mientras más te conozco, más me conozco"

Santa Teresa de Ávila: 

  • El alma es como un castillo en el que habita Dios

  • Es Necesario el propio conocimiento diario. 

  • Equivale a la humildad: "andar en la verdad"

  • Un pobre conocimiento de Dios y de sí mismo, impide ver la verdadera belleza del Castillo.

Haremos un camino. La Sanación Interior es un proceso, que requiere de valentía y perseverancia, para ver mi historia de la mano de Dios y de la Virgen María. 

  • Orar es un diálogo de amor con otro, este Otro, que me ama y me acepta. El fruto de este diálogo es conocer a Dios y conocerse uno mismo.  

  • Conocernos, nos trae sanación interna, nos libera de todo lo que es contrario a la verdad y al amor. 

  • El pasado no cambia, pero si puede cambiar mi realidad presente psíquica y espiritual a la luz de Dios.  

  • En la medida en que el Señor va sanando nuestra historia, se sana nuestra relación con los demás y nuestra percepción de la realidad y la vida toma colores de esperanza y de paz. 

  • Aprenderemos a mirar con gratuidad a nuestro Padre Dios y a nuestros hermanos, los empezamos a ver como un regalo de Dios. 

POR LO TANTO... 

Para abordar toda esta realidad, es que este Taller, tomará distintos ángulos espirituales, psicológicos, sociales, teológicos, bíblicos que nos enriquecerán y abrirán a un horizonte diferente, nuevo. Esto nos ayudará a comprender al hermano y a conocernos nosotros mismos. 

 

LA SANACIÓN INTERIOR NOS CAPACITA PARA AMAR MEJOR, EXPERIMENTAR EL AMOR Y  DEJARNOS AMAR POR DIOS Y POR LOS HERMANOS. 

Veamos el siguiente vídeo:

 

CONDICIONES PARA SER SANADOS ​

  • Creer en Jesús, tener Fe en Él, que tiene el poder para sanar y liberar (Mt 8,5-13). 

  • Aceptar a Jesús como Rey y Señor. Reconocerse y aceptar que se está enfermo y necesitado (Jn 5,1-18).  

  • Abrirse a la Gracia, al poder transformante del Espíritu Santo “Mira que yo hago nuevas todas las cosas” (Ap. 21,5). ​

 

TEXTOS PARA AQUIETAR EL CORAZÓN (TAREA) ​

 

  • “Yo los llevaré al desierto” (Os. 2,16-18a. 21-22)

  • “Descansar en Él” (Sal. 23) 

  • “Pidan y se les dará” (Mt. 7,7-11) Pedir con fe, confianza de un niño.  

  • “El desierto florecerá” (Is. 32,15s; 35,1s; 41,18; 43,19,s) 

ORACIÓN 

Nos ponemos en la presencia del Señor. En el nombre del Padre... 

Le invitamos a disponerse para la oración, cerrar los ojos, aquietar el corazón.

 

Señor Jesús, tú estás aquí, Señor Jesús, tú estás aquí. Mira nuestro corazón, mira este corazón agrietado, dolido, sucio, abandonado, nuestra vida muchas veces tan vacía, con tanta soledad, con tantos miedos, con tantos abandonos. Señor en este momento, te pido un gracias especial; ven con tu Espíritu Santo, ven a consolar nuestro corazón. Pasa Señor con tus santas llagas sanadoras sobre este corazón. Ven Señor a consolar con tu Amor, toda herida de abandono, toda herida de rechazo, toda herida de culpa. Señor pasa, pasa y ven a consolar este corazón. Saca toda tristeza y ven a llenarla con tu Amor. Porque somos tus hijos muy amados, tus pequeños, tus niños queridos, porque tú nos amas de tal manera Señor, que has dado la vida en la cruz. Tú nos amas de tal forma, que nos tienes grabados en la palma de tu mano. Tu nos amas, ven Señor a llenarnos con tu amor. Ven señor a consolar nuestra historia, ven Señor a satisfacer nuestro corazón. En este momento te abrimos Padre Santo las puertas de nuestro corazón. Entra tú, te abrimos las puertas Señor para que vengas a cenar en nuestra vida. Hoy Señor quiero abrazarme a ti. Hoy quiero llenar de ti. Hoy te recibo como mi Señor, como mi Salvador, como mi Redentor. Señor hoy te entrego el control de mi vida, de mi familia, de mi trabajo, de mis estudios, de este presente, del pasado y del futuro. Porque todo lo que te entregamos tú lo transformas. Porque todo lo que te damos tú lo sanas, todo lo que te damos tú lo bendices Señor, tú eres Dios no yo. Y tú eres un Dios amoroso, un papá cariñoso. Ven amado Jesús. Te aceptamos como nuestro Dios, como nuestro Rey, como nuestro Salvador y en este momento Señor, queremos llevarte a nuestra casa, a nuestra vida cotidiana y nunca más soltarte. Señor que cuando termine esta oración sepa que no estoy solo, porque tú estás conmigo. Tu vara y tu cayado me sosiegan, porque tú Señor me amas, porque soy precioso a tus ojos, porque soy la niña de tus ojos. Ven Espíritu Santo a consolar. Ven Espíritu Santo a llenarnos con tu presencia, con tu dulzura y con tu paz. Ven Espíritu Santo. Ven Espíritu Santo. Ofrezcamos ahora la oración de los hijos de Dios, Padre Nuestro... 

Y que nos bendiga Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén 

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